domingo, 22 de septiembre de 2013

Book tag #1: Feliz cumpleaños

Está entrada es muy especial para mí, no por ser mi primer book tag, si no por que va dedicada a una amiga muy especial, que hoy es su cumpleaños, de ahí al tema. Sin ella todo esto no sería posible, y nunca voy a poder agradecerle por todo lo que me ayuda y todo lo que ha hecho por mí. 

Ella fue la que me convenció a empezar este blog, haciendo todo el diseño y la plantilla (que en mi opinión le quedó precioso). Y sigue apoyándome, ayudándome y animándome, además de ser comentarista asidua en el blog (que cada comentario suyo me hace muchísima ilusión). Así que solo quiero decirle MUCHÍSIMAS GRACIAS y FELIZ CUMPLEAÑOS ;).


La única regla que he tenido en cuenta al hacerlo, es que haber leído los libros mencionados en cada categoría. Así que aquí voy con el book tag:

1) Libro en el que la protagonista cumple añosSmokeless fire de Samantha Young
Como hay tantos he escogido uno al azar y que no apareciese en las demás categorías.



2) Libro en el que algún personaje se olvide del cumpleaños de una persona: Otra oportunidad de Celia Terrones
Este libro me trae muchísimas emociones, aunque sea muy cortito, la verdad es que tengo pendiente hacer la reseña.


Esto es algo que temo que me pase, porque hay veces que por mucho que sé la fecha del cumpleaños, como no sé en que día vivo no me sirve de mucho :(


3) Portada de un libro con una tarta: That wedding de Jillian Dodd


Básicamente es lo único que hay en la portada, no me ha costado mucho pensar esta :)


4) Escena favorita de felicitación de cumpleaños: El designio del ángel de Cynthia Hand
He escogido dos del mismo libro, una que sucede en la cabeza de la protagonista y la de la realidad que es una de mis escenas favoritas. (1)



5) Cumpleaños especial (cumpleaños en el que un genio cumple los deseos del personaje, se convierte en una criatura rara, descubre que tiene poderes...):
Tiene que haber miles de estos, no sé por qué, pero a los escritores de ficción les encanta esta fecha para que pasen cosas raras.

Por escoger uno (que no sea ni demasiado conocido, ni un Don nadie); Embrace de Jessica Shirvington


Siempre he deseado que alguna de estas cosas me pasase a mí, y me parece que esta imagen lo describe a la perfección (Fuente) ;



6) Portada de un libro con velas: Dos velas para el diablo de Laura Gallego


Ya sé que no son precisamente de cumpleaños, pero tendrá que servir ;)


7) Título de libro con algo de  temática de cumpleaños: The birthday present de Barbara Vine, y Lots of candles, plenty of cake de Anna Quindlen
En esta categoría he fallado, no he encontrado ninguno que haya leído con algo así, y mira que lo he intentado. Así que he buscado en Goodreads y he escogido dos que me parece que espero haber leído en una vida anterior ;)



8) Escena más romántica de Feliz cumpleaños: Ciudad de Huesos de Cassandra Clare
Está claro, la escena del invernadero de Clary y Jace (no la de la película, si no la del libro). (2)



9) Libro con fiesta de cumpleaños: Luna nueva de Stephenie Meyer



En su cumpleaños número 18 organizan una fiesta, donde sucede el pequeño incidente. 


10) Una escena famosísima de "cumpleaños": Alicia a Través del Espejo 


Aunque no haya leído este libro, he leído el primero, pienso leerlo, así que espero que cuente, como son mis reglas, hago como que sí. XD

Bueno, con pequeñas trampillas aquí y allá :(, he conseguido terminarlo. Y quiero terminar diciendo:











Lo siento si se ha hecho demasiado largo :(


Aquí están las escenas:

1 "Cerca del mediodía llaman a la puerta. No espero encontrarme conTucker Avery en el porche. Pero allí está, con una caja de zapatosdebajo del brazo, bañado por la luz del sol.Abro la puerta. —Hola.—Hola. —Aprieta los labios para ocultar una sonrisa—. ¿Te acabas delevantar?Caigo en la cuenta de que llevo puesto un pijama ridículo de telaescocesa con la palabra princesa bordada en el lado izquierdo del pecho.No es que me encanten estos pijamas, pero son abrigados y cómodos.Doy un paso atrás, plantándome debajo del marco de la puerta.—¿Puedo ayudarte en algo?Alarga el brazo con la caja.—Wendy quería que te diera esto —dice—. Hoy.Recibo la caja de zapatos con desconfianza.—¿Seguro que no hay una serpiente dentro?Sonríe.—Eso ya lo verás.Me vuelvo para entrar en casa. Tucker no se marcha. Lo miro ansiosa.Está esperando algo.—¿Qué, quieres una propina? —le pregunto.—Claro.—No llevo nada encima. ¿Quieres pasar?—No esperaba ese ofrecimiento.Le hago un gesto para que entre.—Espera aquí —le digo. Dejo la caja de zapatos sobre el mármol de la cocina y subo corriendolas escaleras para ponerme unos tejanos y una camisa de franela azul yamarilla. Me echo una ojeada en el espejo, y me paro en seco. Mi peloanaranjado es un nido de ratas. Entro en el lavabo e intento peinarmeesa maraña, y termino haciéndome una trenza que dejo caer por miespalda. Me aplico un poco de colorete. Una capa de brillo de labios yvuelvo a estar presentable. Al bajar las escaleras encuentro a Tucker sentado en el sofá, con lasbotas encima de la mesita del café. Está mirando por la ventana elálamo del jardín agitado por el viento, el árbol que se sacudefrenéticamente, con un temblor viviente en todas y cada una de sushojas. Me encanta ese árbol. Verlo a él allí, admirándolo, me pone de losnervios. Quiero meter a Tucker en una pequeña caja de seguridaddonde pueda tenerlo controlado, pero él se resiste a permanecer ahídentro. —Bonito árbol —comenta.El chico es de una profundidad insospechada.—Ábrela —dice, sin mirarme a mí ni a la caja sobre el mármol. La cojo ylevanto la tapa. Dentro, envueltas en un papel de seda blanco, hay unpar de botas de excursionismo. Se nota que están usadas, las suelas ylos bordes un poco gastados, pero están limpias y en buen estado. Sonunas botas muy caras. Me pregunto si Wendy y yo calzamos el mismonúmero, pese a que yo soy mucho más alta que ella. Me pregunto cómoella pudo permitirse unas botas estupendas como éstas, y por quédiablos ahora se deshace de ellas. —Hay una nota —dice Tucker. Dentro de una de las botas hay una tarjeta con la caligrafía inclinada deWendy por las dos caras. Empiezo a leer. Querida Clara, lamento mucho no poder estar contigo el día de tucumpleaños. Mientras lees esto es probable que yo esté levantandoexcrementos secos de caballo con la pala o haciendo algo peor, ¡así queno te compadezcas! Las botas no son un regalo de cumpleaños. Son unpréstamo, así que cuídalas. Tu regalo de cumpleaños es Tucker. Ahora,antes de que pongas mala cara, presta atención. La última vez quehablamos parecías lúgubre y solitaria, como si no salieras mucho. No tepermito que andes cabizbaja por tu casa cuando estás rodeada delpaisaje más precioso. Nadie en el mundo conoce tan bien esa zona delpaís como Tucker. Probablemente es el mejor guía turístico que vayas aencontrar. Así que te aguantas, te pones las botas y dejas que te lleve aconocer la región durante algunos días. Probablemente sea el mejorregalo que puedo hacerte. ¡Un abrazote!Te quiero,Wendy Levanto la vista. Tucker sigue mirando el árbol. No sé qué decir.—También quería que te entonara una cancioncilla, como si fuera unmensajero cantarín. —Me mira por encima del hombro, insinuando unasonrisa—. La mandé a freír espárragos.—Dice...—Ya sé lo que dice.Suelta un suspiro, como si tuviera que ocuparse de una faenaparticularmente desagradable, y se pone de pie. Me mira de arriba abajo,como si no acabara de creerme capaz para lo que tiene en mente,cualquiera que sea el plan.—¿Qué pasa? —lo increpo.—Lo que llevas está muy bien. Pero tendrás que volver a subir y ponerteun traje.—¿Un traje? —No sé por qué, pero no me parece apropiado.—Un traje de baño —me aclara.—¿Vamos a nadar? —pregunto, desconfiando enseguida de Tucker, pormuy buenas que sean las intenciones de Wendy. Lo miro fijamente. Unmontón de chicas estarían emocionadas de recibir un regalo comoTucker Avery, lo sé, con sus ojos azul brumoso, su piel tostada y sucabello dorado, y un hoyuelo en su mejilla izquierda. Se me viene a lamente la imagen bochornosa de Tucker enfrente de mí vistiendo unaenorme pajarita roja y nada más.Feliz Cumpleaños, Clara.Siento un calor súbito y desagradable en las mejillas."

2 "La campana del Instituto empieza a sonar, el profundo latido de corazón de la cumbre de la noche. Jace deja su cuchillo. Es una navaja pequeña y prolija, con el mango de hueso, que Alec le dio cuando se convirtieron en parabatai. La usa constantemente y el agarre se está desgastando por la presión de su mano.
"Medianoche," dice él. Puede sentir a Clary a su lado, su respiración suave en el frío, el olor a hojas del invernadero. Él no se fija en ella, sino que mira hacia adelante, en los brotes brillantes de la planta de medianoche. No está seguro de por qué no quiere mirarla. Recuerda la primera vez que vio el florecimiento de las flores, durante la clase de horticultura, sentado en un banco de piedra con Alec e Izzy a cada lado de él, y los dedos de Hodge en el tallo de la flor - los había despertado cerca de la medianoche para mostrarles esa maravilla, una planta que normalmente crece sólo en Idris - y recordé el aliento de la captura en el aire de la medianoche invernal, a la vista de algo tan sorprendente y tan hermoso.

Alec e Isabelle han estado interesados, pero no, recuerda, atrapado por la belleza que había sido. Le preocupa, incluso ahora, cuando las campanas repican, en que Clary sea igual: interesada o complacida, incluso, pero no encantada. Él quiere que ella siente lo que hay sobre la medianoche, aunque no sabría decir por qué.

Un sonido escapa de su boca, un suave "¡Oh!" La flor está floreciendo: abriéndose como el nacimiento de una estrella, todo el polen brillante y pétalos de oro blanco. "¿Florecen todas las noches?"

Una oleada de alivio lo inunda. Sus ojos verdes brillantes, fijos en él. Ella flexiona los dedos inconscientemente, la forma en que ha llegado a comprender que hace cuando está deseando tener un bolígrafo o un lápiz para capturar la imagen de algo delante de ella. A veces desearía poder ver como ella: ver el mundo como un lienzo para ser capturado en la pintura, tizas y acuarelas. A veces, cuando ella lo mira de esa manera él se encuentra casi ruborizándose, una sensación tan extraña que casi no se reconoce. Jace Wayland no se ruboriza.
"Feliz cumpleaños, Fray Clarissa", dice, y su boca se curva en una sonrisa. "Tengo algo para ti." Hurga, un poco, alcanzando en el bolsillo, aunque no cree que ella se de cuenta. Cuando presiona la piedra de luz mágica en su mano, él es consciente de lo pequeños que son sus dedos - delicados pero fuertes, callosos de horas de aguantar lápices y pinceles. Los callos le hacen cosquillas en sus dedos. Se pregunta si el contacto con su piel le acelera el pulso a ella de la forma en que lo hace hace cuando ella le toca.
Aparentemente no, porque se aleja de él con una expresión que muestra curiosidad solamente. "Sabes, cuando la mayoría de las chicas dicen que quieren un pedrusco, no quieren decir, sabes, literalmente, un pedrusco."
Él sonríe sin querer. Lo cuál es inusual en él mismo, por lo general solo Alec e Isabelle pueden hacerle reír. Sabía que Clary era muy valiente la primera ver la que conoció - caminando en esa habitación después de Isabelle sin armas y sin preparar, tuvo el tipo de valor que no asocian con los mundanos, pero el echo de que ella lo hizo reír aún le sorprende más. "Muy divertido, mi sarcástica amiga. No es una pierda, precisamente. Todos los Cazadores de sombras tienen una luz mágica. Que te traerá la luz, incluso entre las sombras más oscuras de este mundo y de los demás." Eran las mismas palabras que su padre había hablado con él, al darle su primera piedra mágica. ¿Qué otros mundos? Jace le había pedido, y su padre se había reído solamente. Hay más mundos a un suspiro de distancia de éste que granos de arena en una playa. 
Ella le sonríe y hace una broma sobre los regalos de cumpleaños, pero él siente que ella se emociona, se desliza la piedra en el bolsillo con cuidado. La flor medianoche ya está derramando sus pétalos como una lluvia de estrellas, iluminando su cara con una iluminación suave. "Cuando tenía doce años, quería un tatuaje", dice. Un mechón de pelo rojo cae sobre sus ojos, Jace enfrenta a la necesidad de extender la mano y quitarlo hacia atrás.
"La mayoría de Cazadores de Sombras consiguen sus primeras marcas a los doce años. Debe haber sido tu sangre. "
"Tal vez. Aunque dudo que la mayoría de los Cazadores de Sombras se hace un tatuaje de Donatello de las Tortugas Ninja Mutantes en su hombro izquierdo." Ella sonríe, de esa manera que hace cuando dice cosas que son totalmente inexplicables para él, como si las estuviera recordando con cariño. Le llega una punzada de celos por sus venas, aunque no está seguro de lo que está celoso. Simon, quién entiende sus referencias del mundo mundano y Jace no puede ser parte él. El mundo mundano en sí al que ella podría volver algún día, dejandole a él y a su universo de demonios y cazadores, las cicatrices y la batalla, ¿con gratitud por detrás?
Se aclara la garganta. "¿Querías una tortuga en el hombro?"
Ella asiente con la cabeza, y su cabello se cae fuera lugar. "Quería cubrir mi cicatriz de viruela." Quita una tira de la camiseta a un lado. "¿Ves?"
Y lo ve: hay algún tipo de marca en el hombro, una cicatriz, pero ve más que eso: ve la curva de su clavícula, la fina capa pecas en la piel como una capa de oro, la curva suave de su hombro, el pulso en la base de su garganta. Ve la forma de su boca, los labios entreabiertos. Sus pestañas cobrizas, cómo las baja. Y es arrastrado a través de una ola de deseo, un tipo que nunca ha experimentado antes. Él deseó niñas antes, sin duda, y satisfizo ese deseo: siempre había pensado en él como hambre, la necesidad de un tipo de combustible que el cuerpo desea.
Nunca había sentido deseo de esta manera, un fuego limpio que quema el pensamiento, que hace que sus manos - no tiemblen, exactamente, pero vibran con energía nerviosa. Aparta los ojos de ella, a toda prisa. "Se está haciendo tarde", dice. "Tenemos que irnos."
Ella lo mira, con curiosidad, y no puede evitar la sensación de que esos ojos verdes pueden ver a través de él. "¿Alguna vez has salido con Isabelle?", preguntó.
Su corazón todavía late con fuerza. No entiende bien la pregunta. "¿Isabelle?" repite. ¿Isabelle? ¿Qué tiene Isabelle que ver con esto?
"Simon se preguntaba," dice ella, y él odia la forma en que ella dice el nombre de Simon. Él nunca había sentido nada como esto antes: nada lo ponía tan nervioso como ella. Recuerda ir hacia ella en el callejón detrás de la cafetería, la forma en que había querido llamarla a fuera, lejos del muchacho de cabello oscuro con el que estaba siempre, a su mundo de sombras. Había sentido incluso entonces que ella pertenecía  donde él pertenecía, no en el mundo mundano, donde las personas no eran reales, donde pasan más allá de su visión como marionetas en un escenario. Pero esta chica, con sus ojos verdes lo cubrió como una mariposa, ella es real. Como una voz escuchada en un sueño, que sabes que proviene del mundo de la vigilia, ella es real, perforando la distancia que ha puesto tanto cuidado de sí mismo como una armadura.
"La respuesta es no. Quiero decir, puede haber habido un momento en que uno u otro lo considerase, pero es casi una hermana para mí. Sería extraño. "
"¿Quieres decir que Isabelle y tú nunca -"
"Nunca".
"Ella me odia", dijo Clary.
A pesar de todo, Jace casi se ríe, como un hermano podría, se toma un cierto deleite en observar a Izzy cuando está frustrada. "Sólo la pones nerviosa, porque ella siempre ha sido la única chica en un grupo de chicos que la adoran, y ahora ya no es."
"Pero ella es tan hermosa."
"Tu también lo eres", dice Jace, de forma automática, y ve que la expresión de Clary cambia. No puede leer su rostro. Es casi como si nunca le ha dicho a una chica que es muy guapa antes, pero no puede recordar un momento en que no fue calculado. Fue accidental. Le hacía sentir como ir a la sala de entrenamiento y lanzara cuchillos y patadas y puñetazos y luchara contra las sombras hasta que estuviera ensangrentado y agotado, y como si su piel estuviera abierta, esa era la forma en la que estaba acostumbrado.
Ella se le queda mirando, en silencio. La sala de entrenamiento es, entonces.
"Probablemente deberíamos bajar", dice otra vez.
"Está bien." Él no puede decir lo que ella está pasando por su voz, tampoco; su capacidad para leer a la gente parece le ha abandonado y no entiende por qué. Rayos de luz de la luna llegan a través de los cristales del invernadero hacia su camino de salida, Clary ligeramente por delante de él. Algo se mueve delante de ellos - una chispa de luz blanca - y de repente ella se queda parada y medio se vuelve hacia él, y de repente está en el círculo de sus brazos, y es cálida y suave y delicada y la está besando."

2 comentarios :

Mai

^^ MUCHÍSIMAS GRACIAS!!!
Me ha hecho muchísima ilusión este regalo! :D
Y no tienes nada que agradecerme, me encanta que te animaras con el blog y que sigas con él, ¡en nada hace un año que empezaste!
Muchos besos guapísima!!! :)

Jacqueline woods

Me alegro muchísimo de que te haya gustado :D
Besos!

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